domingo, 8 de abril de 2012

" LA LETRA CON SANGRE ENTRA" : Cuentos acerca de las mujeres: Eduviges


   El nombre propio , es el sonido más agradable para cualquier ser humano.
Indica reconocimiento. Define , refleja , da un orígen y un destino.
  
   Alguna vez escuché que el Ángel de la Guarda del bebé próximo a nacer , se le aparece a la futura mamá en un sueño. O bien se le acerca en un momento de calma y de sosiego . Muy despacito , Hasta pegar su boquita al oído de la mujer , para decirle en un susurro , cuál es el nombre que el bebé desea recibir.  Porque los bebés escogen su nombre.

   Ella , no pudo haber escogido mejor . Vino al mundo a llamarse Eduviges. La mujer luchadora...
Eduviges? 
Un nombre de orígen alemán.
Un nombre de sonido fuerte.
Un nombre antiguo.
Un nombre que parece sacado de un baúl...
Un nombre almidonado y amarillento.
Que huele entre a rancio y a naftalina.

Eduviges nació en España , en una familia aristocrática.
De una aristocracia tan rancia como  el sabor de las galletas que la madre horneaba. Con muy poca azúcar y poca manteca.
  
   Criada para obedecer , educada para el matrimonio .
Dotada para el piano y el francés.
Negada para la costura y la cocina. 
Con ojo de lince vigilaba a los sirvientes. De un vistazo  checaba existencias y faltantes en la alacena.

   La subida de Franco , representó la caída de su nivel de vida.
La ausencia de las tertulias .
Dejar de visitar a la modista cada semana , lo mismo que a la pedicura.
La desbandada de los buenos partidos .

   Muy poco tiempo después de abandonar las tobilleras y el colegio del Sagrado Corazón .
También dejó España .Su finca , su casa , su vida ya programada.
Madre murió de tristeza , recién bajadita del barco.
Padre , la siguió de cerca , no pudo reponerse de perderlo todo. No quiso hacer las Américas.
No pudieron aceptar que lo inmanente , también cambia.

   Sola , con sus baúles y sus recuerdos. Sin diploma . Sin fortuna.
Sin parientes , Sin marido.
El calculador cerebro de Eduviges comenzó su tarea.
Como si fuera una entrada de contabilidad. "Debe" y "Haber".
Y acomodando las columnas a su conveniencia . Se dió cuenta
de cuánto debía de hacer y qué poco había.

   Comenzó por llevar a los anticuarios de la Lagunilla los pocos tesoros de los baúles de su Madre.
Baúles incluídos. Las pocas alhajas que no se habían empeñado para curar y sepultar la tisis de Padre.
Para allá fueron despachados con firmeza , encajes y mantones de seda , abanicos y mantillas .
Así juntó una fortunita para instalarse por su cuenta e irla pasando.
   Más que una casa , un cuarto en una pensión . Sencilla , aunque limpísima.
Por el Monumento a la Revolución , donde muchos otros españoles iban llegando y estableciéndose.
Rodeada de paisanos en la casa , en el barrio , en la Iglesia , en el mercado , le parecía un poco , no haber perdido del todo su país.

   No faltó el vivales que al saberla sola y rica .
 Se le acercó con su soledad , su apostura  y  su necesidad a enamorarla .
A engañarla con una boda y una finquita en provincia .
 Y las dos llegaron . SÍ.  Más no para Eduviges.
 Sino para una mocilla de mejor ver y menor ranciedad.

   En ese México , al que ahora ella también pertenecía.
Poco mercado había para sus habilidades.
Y el que había , ella lo rechazaba con desdén.

   Ser dama de compañía para la madre de un don nadie , de esa casta de nuevos ricos?
Muy poco para ella.
   Ser institutriz para esas niñas morenas de gruesas trenzas , que querían tocarla con sus manos prietas?
No podía soportarlo.

   Sus bordados no eran tan finos.
Y sus modos con las clientas , no tan comedidos.
Por lo que su clientela se fué alejando.

   Por una paisana , supo que en un colegio de señoritas , solicitaban una
profesora de francés y caligrafía .
 Aunque sus "verbes irregulaires" estaban un tanto oxidados.
Ya se ocuparía ella de volverlos a poner en circulación!
Y su Caligrafía ?
De sus mayores orgullos!
No por nada había sido ella , la más solicitada para redactar esquelas e invitaciones.
Testamentos y Cartas de Amor!
  
   Y ahí se instaló Eduviges . En las clase de Caligrafía.
Dispuesta a enseñar disciplina , orden , pulcritud , limpieza y buenos modales...
a ese hatajo de chiquillas ingobernables.
Caray! Nunca imaginé que con la caligrafía se pudieran enseñar tantas cosas!

   Su figura alta  y opulenta , con los años , se fué esmirriando.
Bien lo dice el dicho " a la vejez , jamón y bacalao..."
Y Eduviges , si bien no vieja , si bacalao.

   Su carácter , se fue agriando.
Lo mismo que el olor que su cuerpo despedía.
Y no que no fuera pulcra. Lo era cómo la que más.
Sólo que yo creo que la felicidad y la tristeza tienen un olor.
Y la soledad y la tristeza de ella también dejan su huella en el olor.

   Su disciplina , para consigo misma , para los demás se fue extremando.
Y su criterio se fue estrechando.
   Los castigos que empleaba , se fueron endureciendo.
Nunca un elogio , ni una palabra de aliento.
Una regla de metal en una mano y un puntero en la otra.
Y como espadachina ambidiestra se desenvolvía.
Corrigiendo la postura de hombros , de manos , de espaldas ,
de brazos y de manos.
Instruyendo la mejor manera de sujetar lápices y plumas fuentes.
Con gritos y espadazos  combatía , corregía esa miríada  de miembros humanos , infantiles, femeninos.
                                                      
   Sin sutileza , sujetaba una a una las trenzas de ese mar de cabelleras castañas , rubias y morenas. Todas tocadas por listones , diademas , broches o moños rojos .
   Y una por una iba estampando la cara  de cada una sobre el cuaderno abierto sobre el escritorio.
A fin de que la interfecta pudiera ver desde más cerca los detalles de la horrenda letra que había escrito.

   Dos horas a la semana , a cada grupo de niñas le dedicaba.
Dos horas a la semana , en que el mundo parecía detenerse.
En que el tiempo transcurría mucho más lento.
En el que 40 niñas eran transportadas en bloque a un capítulo de "Dimensión Desconocida".

   Fiel producto de una época , dónde la filosofía eaducativa era "La letra con sangre entra".
Y vaya que corría la sangre...
Y vaya que enseñaba ...
Y vaya que aprendían a hacer bonita letra.
Y cómo no?
Si en ello les iba la vida...literal!.

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