jueves, 2 de septiembre de 2010

" Sería tan fácil": Rocío , Cuento.



Era una sesión de terapia , de esas que cimbran hasta los huesos. En las que pareciera que las lágrimas , después de derribar el dique que las contenía,luego de lavar el dolor , de arrastrar la tristeza , dejan sólo desolación.

Con desesperación , Rocío intentaba aspirar aire , por la nariz , por la boca. A fin de terminar con los espasmos que sacudían su cuerpo. A fin de recuperar un poco de fuerza , que le permitiera asomar la cabeza del pozo negro e insondable , en el que se hallaba sumida.

"Lo que estás viviendo es un duelo, es normal que te sientas así" soltó su terapeuta. Y la única manera de superarlo , es quedándose ahí y viviéndolo". Si lo evitas , no haces más que postergarlo, alargarlo.

Y cuánto tiempo más va a durar? Cuándo va a dejar de doler? Cuándo podré ver de nuevo la luz? Cuándo saldré del pozo , del laberinto en el que me encuentro?
Alguna vez dejaré de llorar? Dejaré de sentirme incompleta , rota por dentro?
En algun momento haré planes , me ilusionaré con las cosas?
Tú sabes que no me he rajado. No he evitado el dolor. Es sólo que ya no puedo , deveras que ya no puedo. La energía y la fuerza que pudiera tener, se han esfumado por completo. Por más que lucho , no lo consigo. Doy vueltas y vueltas sobre mi misma , tal como un perro que se persigue las cola. Acercándosela y alejándosela al mismo tiempo.

Me cuesta conciliar el sueño , me despierto de madrugada y el sol me encuentra con los ojos como platos. Cómo quisiera dormirme mil horas seguidas y al despertar ya no sentir dolor.
Cómo una cura de sueño , despertar recuperada. Que el sueño traiga anestesia y amnesia a este dolor lacerante. Y esa bendición se me niega.

No encuentro mi lugar , ni mi pertenencia. La verdad es que no me siento bien en ningún lado. Me cuesta levantarme. Y como autómata me muevo , para las cosas de todos los días. Cosas tan cotidianas , tan ensayadas que hoy requieren un supremo esfuerzo de voluntad.
Y los demás no lo entienden. Parecieran creer que éste dolor es una elección.

Qué fácil sería! Un puñado de píldoras blancas , unas rosas y una azul de las larguitas.
Dos cortes certeros a las muñecas y dos más profundos en la parte interna de cada muslo.
Ver blanco y luego negro. Y dejar que la inconciencia vaya adueñándose de mi.

Sería tan fácil. . .