Guille entró al mundo , con el pie derecho.
De ahí fue sujetada por el brazo , grueso y moreno , embadurnado en sebo de
"Cata" la comadrona.
"Doña , la criatura se volteó".
Y entre rezos y chismes , las mujeres se afanaban , alrededor de la patrona
que estaba por parir a su tercer hijo.
Las manos se ocupaban en bordar pañales , en enjugar fluídos.
Las bocas invocaban beatos y santos en interminables oraciones ,
pidiendo por la vida de la Doña y su retoño.
Letanía apenas interrumpida por el relato de partos y matrimonios.
De amores y traiciones.
Por el acto de compartir las recetas antiguas.
"Que para que baje la leche".
"Que para que se haga más espesa".
De como mezclar alcohol y romero para dejar "serenar" los fomentos que harían contraer los tejido para que la Doña volviera a entrar en sus ajustados vestidos.
De la mejor forma de evitar las rozaduras.
De como curar a los bebés de hipo , de cólicos , de empacho.
De como prevenir y curar el mal de ojo.
Todas las mujeres , del rancho y de la casa grande, se encontraban reunidas en el rito, tan antiguo como la humanidad , de ayudar a nacer. De franquear la entrada a este mundo a un nuevo ser.De vivirlo en comunidad , de acompañar, de compartir el saber.
A las niñas de más de doce años , se les invitaba a participar. Convirtiéndose en el objeto de la envidia de las más pequeñas. Que en corrillos comentaban cuánto faltaba para que ellas fueran también incluídas en ese clan.
Y del enojo de los niños , los cuales no sólo eran excluídos del cuarto , sino también de la casa.
Los hombres adultos, fumaban en silencio , acompañando al patrón con su solidaridad y unas copitas. Pendientes todos de los ires y venires de las mujeres.
Anticipando el grito que acompañaría la inspiración primera del bebé.
CONTINUARA. . .
