Después de aguantar, de llorar en silencio , de golpear cojines, de retorcer toallas.
Una vez tomadas las gotas y los "chochitos" de Homeopatía. Y de vaciar varios
frascos de "Rescue Remedy" de las Flores de Bach.
Habiendo pasado muchos días moviéndose casi en piloto automático. Días y días de levantarse a pura fuerza de voluntad,,, a puro dolor , como dice la canción.
Horas que se sucedían aplastantes, densas.
Noches de insomnio , o de despertar de madrugada , sin poder volver a conciliar el sueño.
Días y noches sin huella. Vividos en la oscuridad y en la tristeza.
Absoluamente carentes de gozo. Sin motivación , sin risa , viviendo en gris.
Deseando no levantarse, aislada del mundo de amigas y familiares. Con el teléfono apagado, el correo cerrado.
Habiendo agotado toda su fuerza y todos sus recursos.
Después de haber estirado su mano pidiendo ayudasin recibir respuesta.
Un día , llorando a gritos , una frase salió de la garganta de Mariana: Por favor , ayúdenme!
Y de inmediato se tomaron las riendas del asunto. Y Mariana fue arrastrada , traída y llevada a consultorios médicos , laboratorios y gabinetes. Fue observada , auscultada , interrogada , picada . Y de ahí vuelta al desfile de doctores.
El recuento de los daños: hormonas femeninas : bien. Hormonas tiroideas , bien. Niveles de glucosa , colesterol y trigtlicéridos , dignos de ser enmarcados y exhibidos en público. Ginecólogo , Internista , Endocrinólogo coincidieron. Todo está bien.
No quedaba más que un recurso "científico" y hacia allá fue despachada. Al consultorio del Psiquiatra.
Y allí se apersonó . Con sentimientos encontrados. Con miedo y con¿ esperanza?.
Una tarde fría. Una tarde gris. Un consultorio en una casa que por más amarilla que estuviera , para ella también era gris. Una sala de espera severa con sillas duras , austera . Revistas que habían visto pasar al menos a 2 Presidentes.
Una puerta de madera se abrió y la enfermera la hizo pasar. Intentando disimular su temblor se encaminó
al consulltorio y traspasar el umbral fue como entrar a otro mundo.
Un diván de un lado. Dos cómodos sillones de brazos amplios puestos uno frente al otro. En las paredes
libreros llenos . Y pareciera que los libros hubieran sido comprados como las telas. Me da medio metro de azules y uno y medio de rojos. Para las orillas otro medio metro de negros , dividido en dos tantos...
Título Universitario de Médico , de Psiquiatra , de profesor de la Especialidad , de perito Judicial, vamos hasta un diploma del F.B.I. ¡¿FBI?!
Una figura masculina , de pie frente a la ventana. Ella sólo podía ver su sombra. Una voz grave la saludó:
Buenas tardes, soy el doctor...Ud es Mariana verdad? Tome asiento, con la mano le señaló el sillón cercano
a la puerta. Asintiendo se sentó en la orilla del sillón ,aferrándose a su bolsa. Dispuesta a blandirla como un escudo o como un arma.
En ese momento el hombre se adelantó , tomó asiento en el sillón frente a ella. Y entonces pudo verlo.
Chaleco de rombos , saco de tweed , con parches en los codos , pantalones casuales , mocasines cafés (acaso podrían haber sido de otro color?). Y decir que se sentó, es usar un eufemismo. En el asiento del sillón se hallaban apoyados sus glúteos , vértebras sacras , lumbares , e incluso algunas dorsales. Los codos apoyados en los brazos del sillón , las manos entrelazadas cubrían su nariz y su boca. Mariana pensó al verlo que parecía un animalillo asomado por encima de una barda.
Casi sobre la punta de la nariz cabalgaban unos curiosos lentes metálicos. Tras de los cuales había un par de ojos viejos , de ojos sabios , que parecían a la vez cansados de haber visto tanto , lo mismo que hambrientos de verlo todo , lo nuevo y lo viejo. Gastados y renovados. Cansados y sorprendidos de ver por vez primera o por enésima ocasión.
El perfecto estereotipo del psiquiatra , en su ropa , en su aspecto , en su comportamiento ampuloso. Que hemos visto cien veces en películas y series de televisión.
"Doctor Cliché" pensó Mariana , qué le falta ? : la pipa. Riendo por dentro , volteó al lado del doctor y sobre la mesita lateral descansaba una hilera de pipas perfectamente alineadas. Bingo! Y un tenue aroma a tabaco y vainilla. No podía dejar de pensar que parecía un hijo de Freud.
Preparándose mentalmente para ser básicamente ignorada , para recibir una serie alternada de "ajás" y "humms!" . Se recargó en el respaldo.
Y sorpresa de sorpresas . El curioso personaje habló con ella . Le habló a ella. le preguntó. La escuchó, la vió. La vió y la escuchó. Con interés y atención.Revisó sus estudios. Le hizo preguntas. Se esforzó por entender. Después de un rato. Le dió su veredicto: Trastorno mixto Ansioso Depresivo.
De modo que la tortura que padecía tenía un nombre?
Así que esto que me pasa es Depresión?
Qué vergonzoso tener depresión!
Eso les pasa a los débiles ,a los inútiles , a los " losers".
El doctor le explicó los qués , por qués y los cómos . Habló de neurotransmisores , de patrones de pensamiento, de química cerebral. Y le dijo , hablando desde el corazón , yo sé lo que Ud siente , yo también me he deprimido y le aseguro: no se va a sentir siempre igual. Mariana vió en sus ojos verdad y por un instante conectó con ese ser humano.
Y confió.
Armada de una receta . De la orden imperiosa de acudir a terapia. De una tarjeta con todos los números de teléfono del doctor y la indicación de que podía hablar a "cualquier hora".
Al principio sus gotas eran como un fetiche , como el trapito de los bebés , como la cobijita de seguridad de Linus ( el de Snoopy). Y un día llamó. No a cualquier hora. Como a las 4 de la tarde , para decir que se sentía muy somnolienta. Y fue oída. Su confianza reafirmada.
Días después comenzó a salir del túnel , oscuro , frío y maloliente en que había vivido sola y asustada tanto tiempo.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
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